lunes, 16 de abril de 2012

Camino a Cafayate, Salta.

 
16 de enero de 2012.
Camino a Cafayate, Salta.
 
Paredes rojas y verdes. Rojas y verdes. Rojo de tierra y piedra que cambia con el viento, que cambia con el agua. Texturas. Tierra diaguita y kalchaki. Agua de un rio marrón que dibuja entrecielos de vallecito. Verde de clavel del aire y romero guachos. Clavel del aire parasito. Peregrino aquerenciado que invade mientras fija la ladera. Congela el paisaje.
Rojos. Ocres. Amarillo seco. Verdes suaves. Pocos. Ralos. Ramalazos de olor a romero y aire caliente. Peñas. Cuestas. Quebradas. Y el inusitado, inesperado asombro de un camino que conduce a si mismo. Que invita a transitarlo porque si. Para mirar, llorar y respirar. Y volver a mirar. Con un júbilo alisado en emoción. Con la cautela de estar interviniendo el paisaje sin la certeza de si debiéramos.

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