lunes, 7 de mayo de 2012

Volando

Y esos eran los dibujos.
Los dibujos que amaba ver desde arriba toda vez que volaba.
Donde y cuando será arriba?
La verdad existencial de ser así de chiquito en semejante extensión de cielo-tierra.
Dejar venir la risa, el regocijo, la felicidad agradecida de ser. Oponiendo a la muerte lo único que se le empata en la contundencia total de lo absoluto, el placer insondable de estar vivo.
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Qué curioso.
Hay momentos de la vida en que se tiene plena conciencia de lo absoluto (en eso pensaba cada vez que volaba).
Frente a la real significación de ese absoluto, todo, todo lo demás se vuelve relativo.
Inclusive aquellos cruces de la vida que parecieran haber quedado atrás, de una forma u otra están allí, al alcance de la yema de los dedos. No es que podamos volver atrás los casilleros, porque la vida se mueve hacia adelante girando en espiral (y en la espiral no estamos jamás en el mismo sitio?).
Pero como en un gigantesco y confuso juego de la oca, hay un déjà vu del paisaje, que es parecido aunque no sea lo mismo. Quizás para volver a tener la posibilidad de aprehender aquello que no supimos o no pudimos o no quisimos. O para nada.
Es cierto, la vida se vive viviendo (se rió de su verdad de Perogrullo)
Y la muerte se muere para siempre.

Preguntas Retoricas (Variaciones sobre un poema de Silvio)

A donde van las preguntas que nunca salieron?
A donde van las respuestas que nunca estuvieron?
A donde van las miradas que miran abajo?
A donde van las sonrisas que no mueven labios?
A dónde van los suspiros que no hinchan el pecho?
A dónde van los recuerdos que no se guardaron?
A donde van las palabras que no se dijeron?
A donde van las ideas que no se pensaron?
A donde van las batallas que no se ganaron?
A donde van las derrotas que no se lloraron?
A dónde van los fracasos que no se asumieron?
A dónde van los ensayos que no se estrenaron?
A donde van esas líneas que no se siguieron?

lunes, 16 de abril de 2012

Camino a Cafayate, Salta.

 
16 de enero de 2012.
Camino a Cafayate, Salta.
 
Paredes rojas y verdes. Rojas y verdes. Rojo de tierra y piedra que cambia con el viento, que cambia con el agua. Texturas. Tierra diaguita y kalchaki. Agua de un rio marrón que dibuja entrecielos de vallecito. Verde de clavel del aire y romero guachos. Clavel del aire parasito. Peregrino aquerenciado que invade mientras fija la ladera. Congela el paisaje.
Rojos. Ocres. Amarillo seco. Verdes suaves. Pocos. Ralos. Ramalazos de olor a romero y aire caliente. Peñas. Cuestas. Quebradas. Y el inusitado, inesperado asombro de un camino que conduce a si mismo. Que invita a transitarlo porque si. Para mirar, llorar y respirar. Y volver a mirar. Con un júbilo alisado en emoción. Con la cautela de estar interviniendo el paisaje sin la certeza de si debiéramos.

Mendoza, de camino al Aconcagua.

10 de enero de 2012.
Mendoza, de camino al Aconcagua.
Arduo trabajo vegetalizador, el Sur.
Aquí es la piedra surgida de la piedra, recién erguida de la superficie de un globo liso que dejó de serlo ayer. A lo sumo un surco verde de líquenes anunciando cursos de agua que ya fueron. Y en trayectos largos, ni siquiera eso.
¿Qué es lo que habrán sentido los pioneros? Me recuesto en esa sensación como distónica, de vahído en el estomago y dejo de esperar del Ande que me incluya. Y solamente miro y admiro desde esta finitud lo que no tiene fin.
Hendiduras vaginales. La montaña es hembra. La Tierra es hembra que pare montaña.